es el verano
y trae en sus alas
un sueño azul de primaveras.
Por esto se adelanta al tiempo
que desconcierta
y confunde a veces.
Retorna sin temores
a ocultarse a los ojos
de la vida
sin dejar de ver tu vientre
norte cardinal de su cintura.
Hay un canto oculto en la trastienda del alma, que no se atreve a brotar cuando es preciso. Esto es así, porque tantas veces el corazón se vistió de fantasma y salió a recorrer los rincones vacíos, que olvidó los mejores aromas y ya no puede gustar los manjares supremos. Por no sufrir otro instante de ingenuidad, busca una estrella dorada que distraiga la vista, más allá de la muerte, riendo sin tener más razones que las manos heladas y un proyecto furtivo.
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